Sunday, April 27, 2014

La extracción artesanal de oro es la principal fuente de emisión de mercurio

América Latina no se toma en serio el acuerdo para limitar las emisiones de mercurio: el peligroso metal sigue suelto en la explotación artesanal de oro y de combustibles fósiles y es objeto de contrabando.
Hay 97 países de todo el mundo que firmaron el Convenio de Minamata sobre el Mercurio, pero sólo uno lo ratificó, Estados Unidos, por lo que faltan 49 para que entre en vigor. Minamata es la ciudad japonesa que dio nombre a la enfermedad causada por envenenamiento con mercurio. En la década de 1950 se descubrió allí este síndrome.
En América Latina se usa mercurio en la minería artesanal del oro y en insumos hospitalarios. La extracción, refinación y transporte de hidrocarburos, la generación termoeléctrica y la siderurgia, entre otras actividades, también liberan el metal.
Además, en varios países se lo contrabandea. "Es difícil cuantificar la importación ilegal. Se sabe que la minería artesanal y de pequeña escala utiliza mercurio de contrabando, principalmente proveniente de Perú y Ecuador, pero no se conocen datos precisos”, señaló a Tierramérica el viceministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Pablo Vieira.
En una evaluación publicada en 2013, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calculó que las emanaciones de mercurio por actividades humanas llegaron a 1.960 toneladas en 2010, con la minería artesanal como fuente principal (727 toneladas), seguida por la quema de carbón en el sector energético, industrial y doméstico (475 toneladas). América Latina contribuyó con 292 toneladas, de las cuales 245 correspondieron a América del Sur.
El abordaje legal es disímil en la región. Colombia aprobó en 2013 una ley que estipula la eliminación del mercurio en cinco años en la minería y en 10 años en la industria. En Perú, el Parlamento debate desde noviembre el proyecto de ley 2795/2013-CR para eliminarlo de la minería y sustituirlo en actividades industriales.
Datos del PNUMA indican que había 11 plantas de cloro-álcali con tecnología de baterías de mercurio distribuidas en siete países de la región en 2012. Varias de ellas planifican adoptar tecnologías libres del metal para 2020.
Uruguay importa productos con mercurio y en su territorio opera una planta de cloro-sosa, cuya transformación está decidida, pero requiere financiamiento. El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) prestó financiación a éste y otros países tanto para la negociación del convenio como para la adopción de nuevas tecnologías y alternativas al peligroso mercurio. Pero falta mucho.

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