Thursday, September 19, 2013

Empresa del Grupo Soros especuló con la mina de oro más grande existente en Bolivia

Nota de El Periodico El Sol de Pando
La serranía de San Simón es un mega-yacimiento de oro y piedras preciosas sólo comparable con la mina de plata de San Cristóbal en Potosí y el gran yacimiento de hierro en el Mutún. Aquí operó durante más de 17 años la trasnacional colombo-canadiense Eaglecrest, subsidiaria del Grupo Soros que cotiza en la Bolsa de Valores de Toronto. Eaglecrest realizó extensas perforaciones en el Cerro San Simón, en la provincia Iténez del Beni, y se dio modos para exportar los valiosos minerales evadiendo impuestos y regalías desde los tiempos de Sánchez de Lozada, mediante un turbio contrato de “exploración” ratificado por el actual Gobierno. La zona fue militarizada por Ademaf en octubre del 2010 y sin embargo nadie controló los negocios de esta trasnacional…
© Wilson García Mérida | Servicio Informativo Datos & Análisis
LAS VETAS DESCUBIERTAS POR EAGLECREST En rigor de verdad, San Simón no es un cerro sino una serranía, es decir una pequeña cordillera o sistema montañoso donde las vetas de los complejos minerales se hallan en distintas estribaciones con concentrados de oro, manganeso y cuarzo. El oro se encuentra aluvionalmente, en manantiales que fluyen por las filtraciones del río Iténez, y en filones subterráneos con concentraciones de alta ley. Para cada caso se realizan perforaciones de pozos aluvionales y bocaminas.   Al iniciar su contrato de exploración en 1996, Eaglecrest había realizado prospecciones en diez áreas potencialmente factibles de explotación comercial, que se expandían sobre una superficie de 300 kilómetros cuadrados concedidos por el gobierno de Sánchez de Lozada dentro la franja de 50 kilómetros sobre la frontera con el Brasil.  Las diez concesiones exploradas fueron “Doña Ángela”, “Marco María”, “Las Rosas”, “Manganeso”, “Mina Vieja”, “San Simón”, “San francisco”, “Buriti” y “Paitití”. Posteriormente, a partir del 2003, cinco áreas fueron descartadas y quedaron como vetas factibles las áreas de “Doña Amelia”, “Marco María”, “Doña Ángela”, “Buriti” y Paitití”, abarcando una superficie de 52,5 kilómetros cuadrados. La mina “Doña Amelia” resultó ser la más pródiga, con filones de alta ley en el subsuelo y aluviones a flor de tierra. En esta área Eaglecrest instaló su campamento equipado con ingenios, laboratorios y una red de ferroviaria conectada con bocaminas y pozos aluvionales.
LAS VETAS DESCUBIERTAS POR EAGLECREST
En rigor de verdad, San Simón no es un cerro sino una serranía, es decir una pequeña cordillera o sistema montañoso donde las vetas de los complejos minerales se hallan en distintas estribaciones con concentrados de oro, manganeso y cuarzo. El oro se encuentra aluvionalmente, en manantiales que fluyen por las filtraciones del río Iténez, y en filones subterráneos con concentraciones de alta ley. Para cada caso se realizan perforaciones de pozos aluvionales y bocaminas.
Al iniciar su contrato de exploración en 1996, Eaglecrest había realizado prospecciones en diez áreas potencialmente factibles de explotación comercial, que se expandían sobre una superficie de 300 kilómetros cuadrados concedidos por el gobierno de Sánchez de Lozada dentro la franja de 50 kilómetros sobre la frontera con el Brasil.
Las diez concesiones exploradas fueron “Doña Ángela”, “Marco María”, “Las Rosas”, “Manganeso”, “Mina Vieja”, “Manantial”, “San Simón”, “San Francisco”, “Buriti” y “Paitití”.
Posteriormente, a partir del 2003, cinco áreas fueron descartadas y quedaron como vetas factibles las áreas de “Doña Amelia”, “Marco María”, “Doña Ángela”, “Buriti” y Paitití”, abarcando una superficie de 52,5 kilómetros cuadrados.
La mina “Doña Amelia” resultó ser la más pródiga, con filones de alta ley en el subsuelo y aluviones a flor de tierra. En esta área Eaglecrest instaló su campamento equipado con ingenios, laboratorios y una red de ferrovías conectadas con bocaminas y pozos aluvionales, activos que cuestan mucho más de los $us 5 millones por el que la mina fue vendida en enero pasado.
El pasado 2 de enero, la empresa canadiense Eaglecrest Explorations que cumplía desde 1996 un contrato de exploración en la serranía de San Simón, en el departamento amazónico del Beni —provincia Iténez— confirmó la venta de sus activos en Bolivia a la corporación Steinmar, la cual pagará a la filial colombiana de Eaglecrest (Colombia Crest Gold) $us 5  millones en diez cuotas anuales, precio abismalmente inferior a la inversión realizada por la empresa vendedora en más de 17 años de supuestos trabajos exploratorios.
La operación de venta de la mina de oro de San Simón tiene similitudes con las crisis que depreciaron ficticiamente los valores bursátiles de la mina de plata en el proyecto San Cristóbal de Potosí y del proyecto siderúrgico del Mutún en Santa Cruz.
Steinmar es una empresa especializada en la producción y exportación de joyas, conocida por ser la principal comercializadora mundial de “La Bolivianita”, una gema de aleaciones nativas. Posee actualmente una concesión de 2.000 hectáreas para la explotación de piedras preciosas en La Gaiba, provincia Ángel Sandoval de Santa Cruz.
La venta de las “pertenencias” de exploración aurífera de Eaglecrest a una empresa especializada en comerciar piedras preciosas, confirma que la serranía de San Simón no es solamente un prodigioso yacimiento que guarda reservas incalculables de oro y manganeso. Esta montaña —enclavada en el escudo amazónico del Precámbrico— también guarda en sus entrañas variedades de cuarzo como la amatista y el citrino, componentes de “La Bolivianita”, entre otros minerales cristalizados de alto valor comercial en el mercado de las joyas.

Negocios que no cuadran

Bocamina abierta por Eaglecrest en San Simón, 2010. | Foto La Palabra del Beni
Bocamina abierta por Eaglecrest en el cerro de San Simón, año 2010. | Foto La Palabra del Beni
“Hemos transformado el proyecto San Simón en un activo, es un hito importante; nuestro modelo de negocio consiste en la exploración y la monetización de los activos”, declaró en Canadá —donde se conoció la noticia del acuerdo con Steinmar— Hans Rasmussen, ejecutivo de la empresa exploradora.
Los activos de Eaglecrest en San Simón no son poca cosa. En los 17 años de su contrato de exploración, que acaba de rescindir unilateralmente, la compañía canadiense realizó más de 500 perforaciones hasta el 2012, abrió bocaminas con túneles por más de dos kilómetros de longitud en especial a lo largo de la veta “Doña Amelia”, además de infraestructura habitacional y administrativa.
Instaló laboratorios de lixiviación con tecnología digital para procesar 150 toneladas de roca al día, sistemas de transporte ferroviario que conectan los socavones con ingenios de concentración, y posee una sala computarizada con el paquete Geosoft para prospecciones geodésicas desde el satélite. Todo eso pasa a Steinmar por la bicoca de $us 5 millones pagaderos en 10 años.
Sólo en el 2002, Eaglecrest realizó una inversión de $us 15 millones para ampliar sus operaciones de exploración con nuevos estudios de geología, en el marco de un contrato por diez años firmado con el gobierno de Sánchez de Lozada en 1996. En el 2007 el contrato fue renovado por el gobierno de Evo Morales, en negociaciones llevadas a cabo por un equipo interministerial encabezado por el Ministro de la Presidencia.

Los primeros datos de Sol de Pando

Bocamina Doña AmeliaEn la edición de su blog del 25 de abril del 2012, Sol de Pando difundió los primeros datos de esta investigación iniciada en el año 2010. Se informaba entonces lo siguiente:
El área entregada por Sánchez de Lozada a Eaglecrest en San Simón abarcaba un total de 297 kilómetros cuadrados con diez concesiones. En esa superficie se han realizado alrededor de 500 perforaciones que abarcan 77.000 metros de vetas perforadas, hallándose en ese proceso, además de oro de alta ley, plata y manganeso, vetas de cuarzo (amatista y citrino) hasta de 16 metros de espesor.
Sólo en uno de sus depósitos, San Francisco, ya entrando a la parte brasileña, el cerro tiene una reserva probada de 1’600.000 onzas de oro con leyes que fluctúan entre los cinco y 20 gramos por tonelada. En la década de los noventa, se registró un flujo de 75.000 onzas de oro extraídas de este cerro.
En una de sus diez concesiones, Eaglecrest instaló una planta de concentración de oro con una capacidad nominal de 150 toneladas por día, y por procedimientos manuales produce 40 toneladas por día de oro semi-refinado.
Los concentrados son enviados a Santa Cruz y luego se exporta a México para la fundición de Peñoles.
La pregunta es ¿por qué Eaglecrest explota y refina oro y lo exporta a México si su contrato es solo de exploración?

Palos blancos de Soros

Eaglecrest realizó operaciones de explotación en concesiones que le fueron otorgadas para tareas de exploración. | Foto Archivo Sol de Pando
Eaglecrest realizó operaciones de explotación en concesiones que le fueron otorgadas para tareas de exploración. | Foto Archivo Sol de Pando
Entre los inversores bolivianos que “heredan” los activos de Eaglecrest tras la operación de enero, existe al menos un empresario con antecedentes de narcotráfico y lavado de dinero, según datos confidenciales que dispone Sol de Pando.
Hay tres hechos que podrían explicar por qué Eaglecrest vendió las minas de San Simón —sin ser propietaria legal de ninguna concesión— a un precio inferior a su inversión en favor de un grupo de inversores bolivianos relacionados contractualmente desde mucho antes con la misma compañía colombo-canadiense. Veamos:
  1. En octubre del 2003, Eaglecrest creó una “filial” boliviana asociándose como socio mayoritario, bajo las leyes del Canadá, con concesionarios bolivianos que explotan oro en las áreas exploradas por Eaglecrest. Ellos son —según registros en el Ministerio de Minería consultados por Sol de Pando—, Mariano Donoso Blanco que posee 250 hectáreas en cuatro concesiones y Elena Echeverría Heredia que es dueña de 13.925 hectáreas en 10 concesiones. Por su parte el representante legal de Eaglecrest Exploraciones Bolivia, el abogado Jorge Forges Valverde, posee 5.000 hectáreas en tres concesiones.
  2. Habiendo constituido su “joint venture” boliviano en el Canadá, Eaglecrest obtuvo jugosas utilidades, al menos desde el 2003 y en años en que la cotización del oro mantuvo un prolongado auge; sin ningún control del Estado, sin pagar impuestos ni regalías. Incurrió incluso en contrabando. Hay un registro de exportación, entre los años 2005 y 2007, de 1.200 onzas de oro concentrado de alta ley enviadas a México para su refinación en la fundición de Peñoles, bajo el pretexto de realizar pruebas de laboratorio.
  3. Las acciones de Eaglecrest Explorations —incluidas las de los socios de su “filial” boliviana— están colocadas en la Bolsa de Valores de Toronto conocida como TSX Venture Exange, que autorizó tanto el joint venture boliviano como la transferencia de activos a Steinmar. Se trata de un sindicato bursátil organizado mayoritariamente por compañías mineras, petroleras y financieras pertenecientes a la red empresarial “abierta” del grupo Soros. El multimillonario especulador bursátil George Soros, recordemos, postula la tesis de que la monetización del oro, en sustitución del dólar como patrón monetario, salvará al capitalismo de su inminente colapso. Bajo esa premisa, el inescrupuloso magnate bursátil se alió con gobiernos populistas en algunos países latinoamericanos, especialmente en Argentina, Bolivia y Ecuador, para desarrollar su astuta estrategia de acumulación capitalista bajo la tesis pragmática que denomina “The Open Society” (La Sociedad Abierta), que básicamente consiste en introducir “socios populares” en las estructuras empresariales (como sociedades con cooperativistas mineros en Bolivia).
Otra filial del grupo Soros que se encuentra en Bolivia para “monetizar” el oro, es la norteamericana Golden Eagle, de capitales mormones y con sede en Utah, que opera en una concesión de más de 150.000 hectáreas en Ascensión de Guarayos, Santa Cruz.

1 comment:

  1. Vivo no Brasil, bem perto da fronteira; a Serrania fica aproximadamente 60km da fronteira, que pode ser avistada do lado brasileiro, tenho enorme curiosidade de um dia conhecer o local mas nunca tive coragem por não conhecer ninguém, mas é um belo e rico lugar.

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