Wednesday, November 6, 2013

Los cazadores de oro suben en 400% y la deforestación se triplica

Que la riqueza natural del Amazonas vale oro ya no parece convencer a los habitantes de Perú. Ellos prefieren oro de verdad, oro que se encuentra en el lecho de afluentes, como el río Madre de Dios, que también pasa por Bolivia. Así, quien paga es la naturaleza, el mismo Amazonas.

No es para menos tomando en cuenta la situación de pobreza en la que viven las poblaciones en el lugar y el incremento del precio del metal dorado.

En esas condiciones, la superficie ocupada por los buscadores de oro ha aumentado en 400 por ciento entre 1999 y 2012, y la tasa de deforestación se triplicó en ese mismo tiempo.

Así lo revela un estudio basado en imágenes de satélite, mapas aéreos y datos de campo, el cual fue publicado esta semana en la revista PNAS y conducido por investigadores del Instituto Carnegie de Ciencias de Stanford (Estados Unidos) y del Ministerio de Medio Ambiente peruano.

El trabajo, de acuerdo a la agencia SINC, analiza la evolución de las prospecciones mineras en torno a los ríos de la región de Madre de Dios (afluente del Amazonas), y concluye que, además, las zonas mineras han quintuplicado sus espacios de ocupación en el lugar.

Análisis

Para el análisis, los científicos han utilizado imágenes de satélite de alta resolución tomadas entre 1999 y 2012, que contrastaron con los datos basados en observaciones en el lugar y con mapas aéreos.

Los resultados revelan un aumento de la extensión ocupada por esta actividad de 10.000 hectáreas en 1999 a más de 50.000 en septiembre de 2012. Estas cifras superan todas las mediciones anteriores proporcionadas por el Gobierno peruano y otras organizaciones, que utilizaban técnicas tradicionales de cartografía por satélite.

Este incremento se debe a la aparición de miles de nuevas explotaciones de actividad clandestina que en 2012 constituían el 51 por ciento de la minería total de la región.

"El impacto ambiental que provocan estas pequeñas operaciones es equiparable al producido por las tres grandes minas de la zona”, señalan.

El trabajo pone en evidencia el rápido crecimiento de la minería del oro en esta zona y señala que los métodos de observación de alta resolución son necesarios para cuantificar con precisión el impacto de la actividad humana.

“La tasa de incremento de la minería del oro y sus impactos ecológicos siguen siendo poco conocidos y subestimados”, reza parte del informe.

Soluciones

Las soluciones propuestas por los investigadores para luchar contra esta situación de depredación y deforestación incluyen una mejor legislación para proteger las selvas tropicales y los cursos de agua.

Los investigadores también plantean un mayor control de la especulación con el oro en los mercados financieros.

Riqueza natural

Según los autores, esta zona es especialmente rica en biodiversidad, y “una sola hectárea de la región tiene más de 300 especies de árboles”, pero la deforestación se ha triplicado en el mismo período del estudio.

Además, las reservas de carbono superan las 100 toneladas por hectárea y las poblaciones de depredadores, como los jaguares y de grandes primates, se incluyen entre las mayores del planeta.

Por todo ello, el estudio señala que “extraer el oro que subyace en la selva supone una amenaza para la biodiversidad y para el carbono secuestrado en las plantas y los suelos que cubren los depósitos”.

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