Friday, August 9, 2013

Oro, en manos de cooperativas

El oro es el único de los minerales que en los últimos años no ha bajado de precio, pero su explotación en Bolivia ha sido relegada por cerca de medio millar de cooperativas que hacen un trabajo artesanal, en condiciones inseguras e insalubres y con altas posibilidades de que el producto se desvíe al contrabando, explica el analista económico Juan Collque, en coincidencia con los especialistas Dionisio Garzón y Henry Oporto, estos dos últimos entrevistados en nota anterior de Los Tiempos.

Así, al menos 420 cooperativas se dedican a la extracción del oro en los ríos del norte de La Paz, y parte de Beni y Pando, en condiciones precarias e imposibilitadas de hacer grandes inversiones, además de que el uso de químicos como el mercurio y el cianuro para separar el oro son un gran riesgo a la salud y el medio ambiente.

Según Collque, la intención del Gobierno de conceder vetas auríferas a las cooperativas era, al menos en el discurso, evitar el contrabando, algo que no se logró, especialmente a Perú, que es uno de los principales países exportadores de oro del mundo.

Para Garzón, la falta de control estatal sobre el trabajo de las cooperativas y su crecimiento se refleja en el hecho de que sólo se conoce el volumen de exportaciones del país, que en 2012 fue de más de 1.200 millones de dólares; pero se desconoce el volumen total de la explotación. Ésa es la razón por la que el valor de la producción minera es menor al valor de las manufacturas de oro.

Informales

Oporto coincide en que “buena parte” de la explotación es ilegal y además sale de contrabando.

Garzón dice que no pagar impuestos, no pagar aportes para pensiones de jubilación, ni tener que cumplir con seguridad laboral para los obreros, hace que el negocio sea atractivo para los cooperativistas. Oporto, investigador de la Fundación Pazos Kanki, añade que las cooperativas tampoco pagan patentes a las alcaldías.

Desde abril pasado, se volvió a instituir el pago de regalías por la explotación y comercialización de oro de parte de las cooperativas auríferas. Éstas deben cancelar a la Gobernación que pertenecen una alícuota de 1,5 por ciento por la producción de oro y de 1 por ciento por su comercialización.

Según Collque, esta situación conduce a pensar en manos de quién está en este momento la explotación de oro y se abre el debate sobre si es el Estado el que debe retomar esta explotación, las empresas privadas o las cooperativas.

Garzón y Oporto coinciden en asignar al Estado esta responsabilidad.

Garzón apunta que el control comenzó a perderse hace casi 30 años, con la desaparición del Banco Minero, y se consolidó en la década del 90 con la “liberalización” del mercado del oro.

GRANDES EMPRESAS

La empresa minera Inti Raymi, en Oruro, y la mina Don Mario, en Santa Cruz son señaladas por el investigador Henry Oporto como las mayores inversiones en explotación del oro en el país.

Según Juan Collque, el oro fue explotado por mucho tiempo por capitales privados, pero que ya se les agotan las reservas, tal el caso de Inti Raymi y Don Mario, mientras que en San Cristóbal es un proyecto marginal, donde se le da mayor importancia al zinc, la plata y el plomo.

400 o 600

cooperativas mineras se dedican a la explotación de oro en los ríos del norte de La Paz, especialmente en la frontera con Perú, además de Pando y Beni, en condiciones precarias, al margen de la ley y en situación de riesgo contra la salud y el medio ambiente.

$us 1.215

millones es el valor de las exportaciones de oro de Bolivia en 2012, en gran parte logradas por las cooperativas auríferas, gracias al comercio de 22.684 kilos finos. Se desconoce cuánto se desvía al contrabando.

50%

de la producción de oro va al contrabando, sobre todo, a Perú o a Brasil, según estimaciones de las autoridades de Comibol, debido a la falta de presencia del Estado en los yacimientos auríferos del norte del país, en los ríos Suches, Orthon y Madre de Dios, además de la Chiquitania en Santa Cruz.

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